La Costa de Arucas constituye, sin duda, otro de los atractivos de este municio que hace que la visita a este entorno resulte una recompensa para el viajero.
La costa aruquense podemos dividirla en dos tramos: el primero relativamente llano y menos accidentado, comprende desde San Andrés hasta El Puertillo, presentando en su recorrido varias playas de arenas negras, cantos redondos y gravas; el segundo, mucho más agreste, se extiende desde El Puertillo hasta Tinocas, presentando una morfología bastante accidentada, dibujando una línea litoral muy recortada y abrupta en la que dominan las formas acantiladas. Algunas de estas playas son: San Andrés, Playa de Quintanilla, Los Charcones y la Playa de El Puertillo.
En escasos catorce kilómetros, este litoral ofrece todo un espectáculo geológico, de lavas fonolíticas que adoptan infinidad de formas caprichosas, así como florístico, faunístico, histórico y etnográfico. A lo largo de este recorrido, existen algunos enclaves significativos como: Los Charcones, el Charco de las Palomas, Punta Camello, Salinas del Bufadero, Cuevas del Guincho, La Burgaera, la Cala de Cebolla, Cueva de las Palomas y la Punta de Arucas, entre otros.
Salinas del Bufadero.
Bajando por la carreta GC-20 hasta la GC-207 podemos acceder, a la altura del Veril de La Laja, a una zona donde se puede dejar el vehículo para después, a pie, bajar a las llamadas Salinas del Bufadero. Se trata de una singular manifestación etnográfica, ya que es el único enclave de salinas primitivas sobre roca que pervive en todo el Archipiélago Canario, y que tiene su origen, probablemente, en la época prehispánica, cuando los isleños recolectaban la sal de los charcos naturales que se formaban al retirarse la marea. El proceso de recolección es laborioso y delicado centrándose, principalmente, de junio a octubre. En Canarias se consigue de 10 a 15 zafras anuales, sin embargo, en la zona mediterránea sólo hay una zafra al año. Las salinas funcionaron activamente desde, por lo menos, 1721, hasta 1993.
Por último, no puede dejar de pasear por la moderna avenida, realizada recientemente con piedra de Arucas y piedra pórfido (Argentina), que va desde la playa de El Puertillo, con su pequeña ensenada arenosa, hasta Los Charcones, que dispone de una piscina artificial que aisla al bañista del fuerte oleaje. Esta avenida se convierte, especialmente, al atardecer, en un mirador abierto a este refrescante paisaje costero, donde se asoman misteriosos, el pico de la Montaña de Gáldar y, al fondo, tímidamente, el Teide.